Qué es una fobia social?

abril 30, 2007

Una fobia social es un tipo especial de miedo. Todos tenemos miedos a cosas como las serpientes venenosas, los perros rabiosos, las infecciones, los accidentes, aunque este miedo se traduce en un comportamiento de simple cautela frente a las situaciones de peligro y además el miedo AYUDA a estar alerta en la vida cotidiana en vez de INTERFERIR en ella de forma limitante y negativa.
Hablamos de fobias cuando la intensidad con la que experimentamos el miedo frente a los distintos peligros es:

  • injustificado por la objetividad del peligro
  • inoportuno (no lo sentimos en el momento apropiado)
  • desmesurado (sentimos más de lo que deberíamos)
  • interfiere nuestra vida normal de forma innecesaria, y nos reduce nuestra capacidad de acción y goce.

Aunque algunas fobias son muy conocidas, como el miedo irracional a coger el ascensor, nadar, las ratas y cucarachas, por ejemplo, en cambio en la fobia social el miedo se centra en SITUACIONES más complejas y sorprendentes, y además altera totalmente nuestra vida ya que nos vemos obligados a vivir en sociedad (a diferencia del miedo a las serpientes que puede ser inocuo si no nos toca trabajar en un zoo)
Todos solemos experimentar incertidumbre, ansiedad e inseguridad al conocer a personas nuevas, pero una vez roto el hielo, casi todos logramos convertir esos encuentros en una experiencia agradable.
En cambio las personas con fobia social experimentan un grado de ansiedad mucho más elevado en estas situaciones.
Puede ser tanto el grado de ansiedad o vergüenza que se produzcan señales físicas delatadoras (sudor, temblor muscular y de voz, rubor, etc.) que nos hacen más vulnerables e inseguros y la situación social, en vez de convertirse en un tiempo aceptable en algo agradable se transforma en algo cada vez más desagradable, con lo que nos desanima a pasar esos malos tragos y utilizar subterfugios de evitación y control de estas penosas situaciones.
El deseo que solemos tener todos de formar parte de los grupos sociales, ser valorados y apreciados se ve gravemente disminuido, con la consiguiente baja autoestima y complejo de inferioridad.
Elementos más importantes de la fobia social:

  • Preocupación por llegar a ser el centro de atención cada vez que nos encontramos con alguien.
  • Temor a propósito de que alguien nos mire y observe lo que estamos haciendo.
  • Temor a que nos presenten.
  • Temor a propósito de comer o beber en público
  • Dificultad para manejarse en comercios y relaciones administrativas
  • Terror a dirigirse a un público o grupo de amigos
  • Aversión a realizar llamadas telefónicas y realizar gestiones
  • Dificultad para confrontarse en el trabajo o hacer reclamaciones (incluso si se tiene la razón y el derecho de hacerlo)
  • Las fiestas y reuniones son una pesadilla y el comportamiento de la persona que tiene fobia social consiste en ponerse cerca de la puerta o encargarse de discretas tareas que le permitan huir de la situación.
  • Tendencia a rehuir espacios cerrados donde hay gente
  • Sensación de que todos nos miran y nos desvalorizan
  • Temor a que nuestras intervenciones parezcan ridículas, pobres o inadecuadas. Miedo a ‘quedarnos en blanco’.

Algunas personas con fobia social tienden a beber alcohol para ganar así valor y desinhibición.
La fobia social puede ser algo que -a diferencia de la fobia a las serpientes- se nos haga presente cada vez que nos vemos obligados a ser el centro de atención, o si nuestra profesión implica estar expuestos a personas desconocidas con frecuencia (vendedores, actores, músicos, maestros, etc.)
También nos podemos ver obligados a hablar en público (en la escuela, reuniones de trabajo, amigos -cuando son un grupo grande-).
Algunas fobias sociales acentúan el miedo a tratar con el otro sexo a extremos que producen graves dificultades para conseguir pareja.
El miedo no es un estado emocional inmóvil, como un estado de tristeza o alegría. Se alimenta de:

  • Los estímulos temidos (estar en algún tipo de situación social que nos produce miedo)
  • La anticipación (imaginar las situaciones que podrían suceder y sentir el miedo ‘como si’ estuvieran sucediendo los acontecimientos temidos)
  • los mecanismos de evitación (aunque sea una paradoja el ALIVIO de subir por las escaleras AUMENTA el miedo a coger el ascensor de una persona con fobia al ascensor). Por lo tanto las conductas de ‘precaución’ como ponerse en un rincón, hablar poco, cruzar la acera, etc. hacen que sintamos MAS miedo la próxima vez.
  • Los pensamientos auto-críticos (del estilo «pareceré tonto/a», «debería hablar pero no se me ocurre nada». «estoy haciendo el ridículo», «parezco torpe», «me consideran inferior», etc.).
  • La falta de practica en expresión verbal (igual que la falta de ejercicio nos entumece) el expresarse DEMASIADO POCO, dificulta la facilidad y creatividad de comunicación.
  • El circulo vicioso que producen las experiencias negativas: como lo hemos pasado mal una vez tememos que la siguiente será igual o peor, con lo esta creencia hace de profecía que se auto-cumple y nos induce a estar más amedrentados e ansiosos la próxima vez, con lo que de nuevo alimentamos el temor para la siguiente ocasión.
  • La costumbre de ‘repasar’ y ‘rumiar’ lo sucedido: el no haber sido capaces de actuar con la soltura de los demás (el fóbico puede fijarse en la persona más popular y maravillosa para compararse con ella) nos genera desasosiego y ácida incomodidad personal, recordando cada uno de los pequeños detalles de impotencia y comportamiento penoso con la precisión de un latigazo, y de pronto aparecen iluminadas como por un foco las palabras y las cosas que DEBERÍAMOS haber dicho o hecho.
  • La propaganda negativa que hacemos sobre la imagen de nuestro Yo. A base de vernos torpes, inseguros, empobrecidos, poco interesantes, etc. un numero elevado de veces, entramos en la ‘secta’ de los ‘no valgo nada’, con lo que ya ni nos atrevemos a aspirar a las cosas sanas y bonitas que los demás nos parece que sí tienen derecho a tener (amor, admiración, amistad). Esto puede influir poderosamente en nuestras decisiones (aspiraciones laborales, proyectos, el tipo de pareja que nos parece adecuada, los derechos que creemos que nos merecemos, etc.) . 
  • La angustia como aparición ‘maldita’ e ‘intrusa’. Nos angustiamos por la posibilidad de sentir angustia y al percibir que nos estamos angustiando sólo por pensarlo sentimos que es una angustia incontrolable. La angustia se convierte por sí misma en el peor enemigo -más allá incluso de las situaciones que empezaron a provocar. Tenemos miedo de tener miedo, y que además ese miedo sea visible y nos delate como miedosos dignos de desprecio.

¿COMO VENCER LA TIMIDEZ?

octubre 3, 2006

Un primer paso: pensar en uno mismo.

Estamos decididos a intentar vencer nuestra timidez. Pero, ¿cómo empezar?. La respuesta es más simple de lo que imaginamos.
El hecho de plantearnos vencer nuestra timidez, es el primero y uno de los más decisivos pasos a dar para conseguirlo, y lo es por dos razones: la primera porque a esta
decisión hemos llegado por medio de un proceso de reflexión sobre nosotros mismos, reconociendo nuestros propios defectos.La segunda es que hemos realizado una toma de decisión, lo que muestra que nuestra voluntad y nuestra seguridad en nosotros mismos no son tan débiles como pensamos.
Realizando un pequeño esfuerzo y dedicando algún tiempo a profundizar en esa reflexión sobre nosotros mismos, debemos comenzar a pensar en esa timidez que nos acosa, en lo que creemos que puedan haber sido sus orígenes y, lo que es más importante, en la cantidad de oportunidades de relacionarnos con otras personas que la timidez nos ha hecho desperdiciar. Si en este ejercicio de reflexión conseguimos sincerarnos con notros mismos, el avance habrá sido enorme, puesto que habremos visto que la mayor parte de los miedos que originan nuestra timidez son infundados.
En caso negativo, si nuestra timidez no nos ha dejado aproximarnos a nuestra auténtica imagen, por lo menos habremos sentado las bases para un autoanálisis que deberá ser una práctica habitual durante nuestro proceso de curación e incluso cuando este se haya
superado.
Otro elemento muy interesante, sobre el que cabría reflexionar es que lo más seguro sea que a los demás les resultaría más fácil tolerarnos que a nosotros mismos. Por lo general, las personas tímidas aplican un criterio extraordinariamente restrictivo para con ellas mismas, por supuesto, mucho más duro que el que aplican a los demás. Y, en la inmensa mayoría de las ocasiones, mucho más estricto que el que el resto de las personas emplea para con él mismo.
Ser crítico con uno mismo no implican en ningún momento, que tengamos que ser intolerantes. La voluntad no implica rigidez, y se puede ser más o menos duro dependiendo de las circunstancias.
Pero nunca se ha de llegar a la cegación, puesto que ésta a lo único que conduce es a un bloqueo en nuestra actuación. Debemos tener muy claro que si lo que queremos, es aprender a vivir junto a los demás, jamás lo conseguiremos si no aprendemos primero a vivir con nosotros mismos.

Un segundo paso: reforzamiento de la autoestima.

La forma en que se piensa sobre uno mismo tiene profundos efectos sobre la vida del individuo; esto es, la autoestima, el autoconcepto, positivo o negativo. Estos conocimientos que se tienen se originan tanto en la autoobservación de las propias vivencias y acciones, como en las diversas formas de juicio ajeno.
Dado que el sí mismo puede manifestarse, pero también encubrirse, existe la posibilidad del autoengaño y éste puede llevar a dificultades para la adaptación a la realidad. Los esfuerzos terapéuticos deben ir dirigidos a corregir el autoconocimiento, la autoimagen, y a hacer posible la solución de conflictos individuales.
Las personas que tienen una baja autoestima, un pobre autoconcepto, son muy sensibles a las críticas negativas, ya que con ello se confirma aún más en la creencia de que todo lo hace mal y que no vale nada. También tiene mucha dificultad para recibir elogios de los demás.
La autoestima es algo que se va haciendo con la persona, que va creciendo en ella al igual que va creciendo su Yo social y personal. A lo largo de este proceso habrá que tener cuidado para no formar autoconceptos erróneos al compararse la persona con modelos inadecuados e inasequibles. Una persona se puede frustrar si los modelos en que se fija son exagerados.
Lograr el triunfo, la valía personal de cara al exterior, a la sociedad, es algo muy voluble. Es la sociedad quien marca unas modas, unos éxitos a conseguir, y si no eres tal o cual, tienes tal o cual imagen, tal o cual coche, no eres nadie. Hay que defenderse de todo esto consolidando nuestro propio Yo personal e intrasferible, aceptarse tal y como es uno, y si algo no nos gusta, intentar cambiarlo y mejorarlo.
Hay que tener criterio. Si los cánones actuales dicen que el hombre moderno debe ser delgado, moreno y alto, si uno es obeso, no muy alto y con poco pelo tendrá que aceptarse como es, conformarse y adaptarse a lo que tiene o intentar cambiar en la medida de lo posible para lograr la imagen personal que él quiere y necesita, y así, sentirse seguro, con cofianza; en una palabra, para autoestimarse.

Una serie de posibles soluciones para intentar que pueda subir la autoestima cuando se halle a niveles muy bajos:

– Hacer hincapié en los aspectos positivos y no en los negativos.
– No permitir que los demás le juzgen a uno como persona. Podrán estar de
acuerdo o no con su forma de pensar o actuar, pero no permita que le critiquen
con calificativos peyorativos.
– Para ganar en cofianza, las metas y tareas iniciales que uno deberá marcar serán
de dificultad progresiva. Hay que ir haciendo primero los pequeños logros para
poder ir ganando en seguridad personal.
– Echar una mirada atrás, a la vida pasada y tratar de hacer borrón y cuenta nueva.
Intentar comprender y perdonar comportamientos de personas que se portaron
mal con nosotros, olvidar los posibles fracasos que se hayan tenido, porque lo
hecho, hecho está y hay que seguir adelante. El mundo no se acaba con un
tropiezo.
– En la medida en que no se consigue alguna meta, utilizar el fracaso como algo
productivo y no como algo frustrante e insuperable. De un fracaso se aprende
para que la próxima intentona salga mejor.
– Identificar la timidez con la situación en la que se da, en la medida en que
relacionemos el síntoma (timidez) con la situación (hablar en público)
podremos abordar el problema para lograr el cambio.
– Hay que buscar las causas de sus problemas, timidez, incomunicación, etc, en
los aspectos sociales, físicos, políticos y económicos de la situación en que se
mantiene la persona. No hay que caer en el error de buscar la causa en los
defectos de su personalidad.
– Procurar relajarse siempre que se pueda.


¿Por qué ser sociable?

octubre 3, 2006

Ventajas:
Cuando tienes unas buenas habilidades sociales.

1- Comprendes mejor a los demás.
2- Te comprendes mejor a vos mismo.
3- Te comunicas mejor con los demás.
4- Tienes más amigos y los conoces mejor.
5- Es más fácil participar en actividades divertidas.
6- Puedes jugar un papel más importante en tu familia y participar más de las decisiones familiares.
7- Puedes tener mejores rendimientos escolares, menos problemas con los amigos o compañeros y una mejor adaptación posterior en la vida.
8- Puedes caer mejor a los maestros y compañeros de clase.
9- Puedes ser más popular, caer mejor y ser una persona más feliz.

Desventajas: 
Cuando tienes pocas habilidades sociales.

1- Puede que no seas capaz de comunicar muy bien tus necesidades o sentimientos a los demás.
2- Puede resultarte más difícil hacer nuevos amigos y conservar los que ya tienes.
3- A los demás les costará comprenderte.
4- Te apartarás de las cosas importantes o divertidas que suceden a tu alrededor.
5- Puede que estés más tiempo sólo, que pierdas amigos y que tengas problemas con los adultos.